“Cuando hay una crisis, los humanos nos unimos para resolverla y reforzar nuestra identidad”

Psicólogos valencianos recomiendan plantarse metas, seguir con la rutina y la introspección para controlar los altibajos emocionales de la cuarentena

“Cuando hay una crisis, los humanos nos unimos para resolverla y reforzar nuestra identidad”

El 14 de marzo se decretó el Estado de Alarma y, con ello, las calles se quedaron en silencio. Ya llevan así más de tres semanas en las que el gobierno ha prorrogado la cuarentena para frenar la pandemia del coronavirus en España, que no se sabe cuándo volverá a llenarse de vida y de su actividad frenética habitual. Millones de personas de todo el mundo han interrumpido sus proyectos o su simple rutina para confinarse en casa y las consecuencias psicológicas están ahí. Crearse una rutina y saber autocontrolarse son algunos de los consejos que transmiten expertos como Francisco Santolaya, decano del Col·legi Oficial de Psicologia de la Comunitat Valenciana (COPCV), y Mari Carmen Molés, vocal del mismo organismo. Lo importante, transmiten, es entender que esto pasará y todos contaremos con un gran apoyo cuando sea así.

Molés, castellonense y especializada en psicología deportiva, explica que lo normal en este momento de incertidumbre es sentirse vulnerable, tener miedo, vivir situaciones de estrés “y, sobre todo, sentir la necesidad de autocontrol”. Y es que, tal y como señala Santolaya, “normalmente, cuando tenemos un impacto como este en el que casi de un día para otro nos quedamos confinados en casa, reducimos al menos en un 50% nuestra capacidad de respuesta. Las personas introvertidas no lo sufren tanto como las extrovertidas, aunque los seres humanos desarrollamos diferentes estrategias también según nuestra edad”.

Todos estamos ante el mismo peligro, por eso sacamos nuestro lado más humano».- Mari Carmen Molés

En este sentido, Santolaya destaca que surgen altibajos emocionales interiores y exteriores que se producen en tres fases. “Primero, nos vamos a enfadar por cosas que nos pasen en nuestro día a día; después, nos damos cuenta de qué nos hace enfadar, nos sentimos mal y pensamos qué hacer para estar bien; y finalmente, cuando nos topamos con ello, llevamos a cabo lo que creemos que nos ayudará y así controlaremos nuestro sufrimiento”. Así es como se consigue una mejor autorregulación.

El psicólogo clínico valenciano asegura que, ante esta ruptura del ritmo y estos cambios emocionales, sí es posible tratar de motivarse: “Los seres humanos tenemos una serie de refuerzos sociales de comportamiento que nos ayudan a seguir con nuestras tareas habituales, simplemente ahora cambian estos reforzadores y se adaptan a la situación”. Retomar o dedicar más tiempo a los hobbies es una buena idea para ello, pero decano insiste en que es clave buscar un equilibrio entre la compañía y el autocuidado. “Por ejemplo, si tenemos niños en casa, los progenitores deben hacer un reparto para sacar tiempo para sí mismos”, destaca.

Molés, siguiendo con esta línea, añade que “cualquier cosa que nos atrape la atención y nos permita centrarnos en algo, será positivo”. Para mantener la mente activa, recomienda plantearse metas todos los días y a corto plazo, escribir en un diario las cosas buenas que han ocurrido cada día y especialmente tener tiempo para la actividad física y social. “A mis deportistas les digo que no podemos pasar del 0 al 100%, sino que el objetivo es buscar un equilibrio entre estas actividades y un espacio para nuestro autoconocimiento”, cuenta.

Molés asegura que aunque sea una situación complicada con consecuencias negativas en las emociones, “también puede sacar lo mejor de nosotros mismos”. Reconoce el sentimiento de incertidumbre o la ansiedad por no saber cuándo acabará la cuarentena ni qué pasará después, “es normal que nos adelantemos y al ser humano le cuesta mucho controlar esto”, explica. Sin embargo, para la psicóloga el secreto está en “prepararse” y llevar a cabo una rutina similar a la que teníamos antes pero dentro de casa: vestirse, trabajar si es el caso, hacer las tareas del hogar… aunque con un ritmo más relajado y en el que quepan actividades de ocio y momentos para la creatividad, el descanso, la introspección y “escuchar lo que necesitamos como personas”.

Ambos especialistas, además, coinciden en la importancia de centrarse en el presente, en el ahora. “Nadie puede cambiar esta situación, no depende de nosotros, pero es fundamental entender el fin por el que lo hacemos y, por tanto, que estas medidas son saludables”, señala Molés, mientras que Santolaya asegura que el no tener una expectativa sobre cuándo se volverá a la normalidad también dificulta esto. “Hay que pensar en el día a día, dedicar por ejemplo dos días a hacer algo que nos gusta, conseguir nuestros objetivos… es importante saber que esto pasará y todas las personas, sobre todo personas vulnerables como los ancianos y ancianas, contarán con el apoyo del resto para recomponerse”, añade.

Cuando todo esto acabe, nos recompondremos con el apoyo de todos y todas».- Francisco Santolaya

El decano del COPCV, por otro lado, pone en valor el papel que juegan en estos momentos los psicólogos y psicólogas, pero también su labor para la posterior adaptación de las personas, porque insiste en que “cuando la gente salga a la calle se va a encontrar animada, pero luego hay que aceptar la vuelta a la rutina”. En este sentido, destaca el trabajo del ente con familiares que han perdido a un ser querido o tienen personas en riesgo ante la pandemia en su entorno, al personal sanitario que siente “frustración, cansancio físico y psicológico o impotencia” o a ciudadanos a título individual que necesitan esta ayuda.

“Los psicólogos somos muy solidarios y estamos casi en primera línea. En general, cuando hay una crisis social los seres humanos nos unimos para resolverla por nuestra identidad de grupo. Somos animales sociales y hacer donaciones o simplemente salir a aplaudir a los balcones refuerza nuestro sistema”, cuenta Santolaya. Mari Carmen Molés, por su parte, añade que “en estos momentos se trabajan muchos valores, porque todos estamos al mismo nivel y ante el mismo peligro. Por eso sacamos nuestro lado más humano”.

La psicóloga castellonense también pone énfasis en la importancia de la comunicación en estos momentos. La imposibilidad de ver al resto de la familia, sobre todo si está enferma, se vive de forma muy dura, destaca. Y con la actual normativa, también han cambiado las formas de despedirse de quienes han fallecido con funerales en los que no pueden haber besos, abrazos o la posibilidad de estar junto a la víctima de forma privada y física para decir un último adiós.

Molés reconoce que esta situación excepcional “hace el duelo aún más difícil”, pero explica que hay muchas formas de despedirse y siempre hay que respetar las decisiones de los más allegados: “Aconsejamos hacer una despedida con una fotografía en casa, escribiendo una carta al fallecido o aprovechar las nuevas tecnologías para hacer una videollamada entre seres queridos. Lo importante es hacer un ritual para decir adiós y cuando haya tiempo, despedirse con todos los conocidos y conocidas”.

Tanto Mari Carmen Molés como Francisco Santolaya tienen claro que esta es una etapa de autoconocimiento, de descanso, de dejar volar la imaginación y desarrollar la creatividad. Y recuerdan que, cuando las calles vuelvan a llenarse de vida, también volverán los abrazos y los hombros en los que recomponerse. Los seres humanos, destacan, siempre tienen refuerzos sociales que les ayudan a motivarse y, aunque ahora hayan cambiado, volverán a adaptarse al ruido de antes de la pandemia.

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