El Consorcio gestor del Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares gestionado por los ayuntamientos de Almassora, Burriana, Vila-real, la Diputación de Castellón y la Generalitat Valenciana continúa con el proceso de inventariado de la fauna salvaje presente a lo largo de los 14 kilómetros que conforman el curso fluvial protegido, desde el puente de la autovía CV-10 hasta la misma desembocadura del río con el Mediterráneo.El último animal salvaje carnívoro protegido que ha sido inmortalizado por las cámaras del fototrampeo ha sido una gineta (Genetta genetta). La guardería rural del Consorcio río Mijares ha conseguido un pequeño fragmento de vídeo en el tramo alto del Paisaje Protegido de un ejemplar de este mamífero carnívoro. Esta guardería realiza un seguimiento detallado de la población de nutrias a lo largo de toda la desembocadura. Precisamente la jineta ha sido grabada por el guarda Gonzalo Juan en la cámara de fototrampeo preparada para obtener imágenes de las nutrias. Esta especie ya era conocida en el espacio protegido por varias fotografías conseguidas en otras ubicaciones del río en los últimos 5 años.Hay que apuntar que las jinetas son animales muy complicados de ver por su prudencia, porque suele habitar zonas densas y arboladas y sobre todo porque es un animal crepuscular y nocturno. No se trata ni de ningún gato y tampoco un felino, ya que pertenece a la familia de los viverridae, un carnívoro distribuido principalmente por África y sur de Asia. Es un carnívoro de cuerpo estilizado con un rasgo muy característico como es la cola anillada de colores negro y gris. No existen registros de huesos fósiles de jineta en el Pleistoceno, por tanto, es probable que este animal fuera introducido en la península Ibérica durante la invasión árabe. Las jinetas son animales asociados a los bosques bien conservados y con buena presencia de ratones de campo, reptiles e insectos, sus alimentos favoritos, por lo que es una buena noticia la aparición, nuevamente, de una jineta al Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares, ya que demuestra que el ecosistema fluvial reúne unas condiciones favorables de alimento, tranquilidad y buena cobertura del bosque de ribera. Con la presencia de esta fauna también se constata la idoneidad de un curso fluvial como es el Mijares, concretamente los últimos 14 kilómetros protegidos como un excelente corredor biológico que conecta la zona del interior con la zona costera, un lugar por donde la fauna se mueve tranquilamente sin que tenga que sufrir atropellos y otras interacciones con las peligrosas infraestructuras.