La Asamblea del Consorcio Provincial de Bomberos presidida por José Martí ha aprobado hoy sin ningún voto en contra su presupuesto de 2022, que asciende a 21.853.212,31 euros, cifra que supone un incremento porcentual del 6,73% con respecto a 2021. El Consorcio dispondrá el próximo ejercicio 1.377.674,08 euros más.Como viene siendo habitual, la mayor parte de estos recursos se destinarán al capítulo I, gastos de personal, que absorbe el 68% del presupuesto (14.861.954 euros), aunque también destaca una partida cercana a 2 millones de euros para acometer diversas inversiones.Los presupuestos de 2022 contemplan la creación de 9 nuevas plazas en el Consorcio: 5 oficiales jefes de servicio, un técnico de prevención de riesgos, otro de mantenimiento y un tercero de programación, así como un operador del Centro de Coordinación Provincial.De esta forma, el equipo de gobierno progresista de la Diputación de Castellón sigue fortaleciendo al Consorcio con la creación de nuevas plazas, ya que a las 9 del próximo año hay que sumar las 15 de bomberos que se han creado en 2021, lo que en palabras del presidente José Martí, «pone de manifiesto la voluntad decidida de reforzar el apartado de personal para que los operarios del 'buque insignia' de la Diputación puedan prestar servicio en las mejores condiciones posibles».Sobre este asunto, el diputado de Bomberos, Abel Ibáñez, ha señalado que «estamos trabajando para revertir la situación en la que se encontraba el Consorcio en el verano de 2019, cuando claramente faltaban plazas que ahora poco a poco vamos creando, y tampoco había bolsa de trabajo». Una realidad que hacía que el servicio se resintiera y que fuera necesario incrementar el número de horas extraordinarias.Ibáñez ha destacado que la creación de 9 nuevas plazas en 2022 permitirá dar satisfacción a una de las reivindicaciones históricas de los representantes sindicales de que durante las 24 horas del día esté presente un oficial jefe en el Consorcio, al contrario de lo que sucede ahora hasta ahora, que hay jefes de guardia localizados que se incorporan al puesto de trabajo en caso de emergencia. Una situación que, según Ibáñez, «no es la ideal».