La Diputación de Castellón ha procedido a la apertura parcial del Parque de Artillería del Castillo de Peñíscola y la programación de visitas guiadas, una vez finalizadas las obras de restauración y adaptación realizadas, comprendidas en la tercera fase del Plan de Actuaciones de Dinamización Turística Cultural del Castillo de Peñíscola. Ha sido a la finalización de los trabajos efectuados en la zona noroeste, en los baluartes Real, de Santiago y San Fernando, y los fosos con construcciones militares como fosos, túneles y rampas. La actuación también ha afectado al edificio del polvorín, que se ha convertido en una magnífica exposición permanente sobre la construcción de la fortaleza moderna y la configuración del sistema defensivo.Así lo ha explicado el presidente de la Diputación, José Martí, quien ha señalado que «hasta el 15 de octubre, con la adquisición de la entrada al recinto medieval también se podrá solicitar la visita la modificación moderna».Se trata de un servicio de visitas guiadas gratuitas, hasta completar el aforo de 30 personas, que incluye el recorrido por el castillo y el parque. La ruta se inicia en el faro y recorre los pasos de ronda y los jardines que dan al mar. Expone una época poco explicada al visitante y pone en valor la Peñíscola de la etapa de Carlos V y Felipe II, cuando se produjo una eclosión constructiva que transformó las murallas medievales por las renacentistas adaptadas al uso de la pólvora.La diputada responsable de la gestión del Castillo, Ruth Sanz, ha referido que «para la Diputación es fundamental acabar cuanto antes las obras pendientes programadas en el Plan Director del Castillo, porque supondrán un significativo avance en la interpretación de todas las salas del emblemático recinto».Durante el trayecto se explican las diferentes partes de la fortificación y las vidas y vicisitudes de los ingenieros y constructores de la muralla. De esta forma, el visitante podrá acercarse a Vespasiano Gonzaga y Bautista Antonelli. El primero fue príncipe de Sabbioneta y virrey de Valencia, y el segundo, el ingeniero que adaptó con gran maestría la traza de Gonzaga a un terreno difícil como era el peñón de Peñíscola.