El fenómeno de las viviendas turísticas sigue consolidándose en la provincia de Castellón, donde la última actualización del registro autonómico refleja un crecimiento notable en los últimos dos años. Este auge se traduce en una expansión acelerada del modelo de apartamento turístico, con un impacto creciente sobre el mercado residencial.
Según los datos oficiales de la Generalitat Valenciana, con fecha de 31 de julio de 2025, el 73,85 % de los bloques o conjuntos de viviendas turísticas registrados en Castellón se han dado de alta solo en 2024 y 2025. En total, 48 de los 65 bloques activos actuales. Una cifra que evidencia el ritmo vertiginoso de expansión de este tipo de alojamientos y que alimenta el debate sobre su impacto en el acceso a la vivienda, especialmente en zonas costeras y de alto valor turístico.
¿Cuántas viviendas turísticas hay en Castellón?
El listado oficial actualizado incluye 65 bloques de viviendas turísticas en activo repartidos por toda la provincia. Estos bloques albergan un total de 755 apartamentos, con una capacidad de alojamiento que asciende a 3.370 plazas.
Casi dos tercios de estas viviendas han sido registradas recientemente, lo que revela una tendencia creciente que está marcando la transformación de múltiples municipios, tanto del litoral como del interior. Entre los bloques incorporados en los dos últimos años, se concentran 460 apartamentos turísticos y 1.988 plazas.
Este fenómeno se observa con especial intensidad en localidades como Peñíscola, Benicàssim, Oropesa o Castelló de la Plana, donde la reconversión de viviendas tradicionales en alojamientos para estancias cortas está desplazando parte de la oferta residencial habitual.
¿Dónde están las viviendas turísticas de Castellón?
El mapa de las viviendas turísticas de la provincia muestra una concentración significativa en la costa, aunque también hay presencia destacada en municipios del interior. Algunos de los bloques más representativos por volumen, ubicación o fecha de alta son:
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Apartamentos Tamarindos Peñíscola: el bloque más grande del registro, con 55 apartamentos y 316 plazas, en primera línea de la playa de Peñíscola.
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Bernat Pie de Playa 3000 (Oropesa): dispone de 36 apartamentos y 158 plazas, incorporado al registro en abril de 2025.
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Apartamentos Marina Suites (Castelló de la Plana): registrados desde 2011, con 23 apartamentos y 126 plazas, reflejan una ocupación consolidada en la capital.
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Apartamentos Campuebla (Montanejos): alta en junio de 2025, suma 32 apartamentos y 141 plazas, en un destino de interior cada vez más demandado.
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Apartamentos Els Romers (Benicarló): incorporado en abril de 2025, con 28 apartamentos y 160 plazas, otro ejemplo del empuje turístico en el norte de la provincia.
Peñíscola, con más de una docena de bloques registrados, se confirma como uno de los grandes polos turísticos y también como uno de los municipios donde más se está modificando el tejido urbano por la conversión intensiva de viviendas.
¿Qué se entiende por vivienda turística?
Una vivienda turística es un inmueble destinado al alquiler de corta estancia, orientado principalmente a turistas, y que debe cumplir ciertos requisitos legales. Para ser considerado como tal en la Comunitat Valenciana, el alojamiento debe:
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Estar amueblado y equipado para su uso inmediato.
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Promocionarse públicamente como alojamiento temporal.
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Alquilarse por días o semanas, sin posibilidad de uso continuado como residencia habitual.
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Cumplir con la normativa de accesibilidad, seguridad y calidad mínima.
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Estar inscrito oficialmente en el Registro de Turismo de la Comunitat Valenciana, donde recibe una signatura que permite su identificación y control.
Este marco legal pretende ordenar el mercado y prevenir distorsiones urbanas. De hecho, algunos ayuntamientos castellonenses están empezando a aplicar restricciones o a estudiar moratorias para frenar su proliferación en determinadas zonas.
¿Cuál es la diferencia entre una vivienda turística y una en alquiler?
A menudo confundidas, las viviendas turísticas y las viviendas en alquiler tradicional responden a lógicas completamente distintas. Mientras las primeras están pensadas para uso temporal, en estancias breves y con fines vacacionales, las segundas se destinan a residencia habitual, con contratos de varios meses o años.
La ley es clara: si un propietario alquila por días sin registrar su inmueble como vivienda turística, está incurriendo en una infracción grave. Esto conlleva sanciones económicas elevadas y puede conllevar la retirada del piso del mercado legal.
Por este motivo, muchos municipios, incluidos algunos de la costa castellonense, han intensificado los controles y las inspecciones en zonas con alta presión turística, tratando de frenar la conversión irregular de pisos y mitigar sus efectos sobre el precio del alquiler y la convivencia vecinal.