Almassora apostará por elementos móviles en la plaza Mayor para conjugar fiestas y BIC
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Bancos, papeleras y maceteros con posibilidad de ser retirados en cada semana de fiestas y un pavimento idéntico al usado en la calle San Joaquín y la plaza de la Iglesia de Almassora conforman la apuesta del consistorio para conjugar los usos lúdicos del casco antiguo con su catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC). Así lo trasladó ayer la alcaldesa, Merche Galí, y los técnicos municipales al vecindario en la reunión de presentación de la segunda fase de las obras de la Vila.Los residentes conocieron de primera mano los detalles de un proyecto que pondrá en valor el entorno y, como resultado de esta intervención, también las viviendas de la zona. Para ello, el departamento de Territorio ha apostado por un mobiliario público que el Servicio Municipal de Mantenimiento y Logística (SMML) podrá retirar, entre otros, coincidiendo con las fiestas patronales de Santa Quitèria y el Roser. Así, no habrá bancos de hormigón, sino otros más ligeros que combinarán madera con elementos metálicos, de igual forma que apostará por maceteros menos pesados que los utilizados en otras zonas del municipio.Los técnicos también han valorado mantener los equipos de iluminación actuales, acordes con las dimensiones de la plaza, de manera que el Ayuntamiento aprovechará el alumbrado led implantado en 2016 con la subvención de los fondos FEDER de la Unión Europea y que permitió sustituir la totalidad de las antiguas luminarias por energía eficiente. Una vez liberada la plaza del estacionamiento de vehículos, el departamento no descarta instalar nuevos puntos de luz en caso de quedar zonas excesivamente oscuras.No en vano, tal como indicaron a los propietarios en la reunión celebrada en Ca la Vila, la eliminación de las aceras y la apuesta por pavimento a un único nivel, así como la prohibición de acceder vehículos a las calles reformadas, a excepción de los de residentes, crearán una sensación de amplitud como la lograda en la plaza de la Iglesia y la calle San Joaquín, por lo que las necesidades de iluminación podrán variar respecto a las actuales.Esta segunda fase de las obras, también financiadas al 50% por el Ayuntamiento de Almassora y los FEDER, empezarán este año y concluirán en los primeros meses de 2022. La actuación saldrá a concurso público un presupuesto límite de 450.000 euros para que las constructoras presenten sus ofertas a la baja. Además de la plaza Mayor, la reforma también afectará a las calles transversales entre San Joaquín y San Vicente.Tal como indicaron ayer el arquitecto Ángel Motos y el ingeniero Amadeo Montesinos, redactores del proyecto, la Unidad de Patrimonio de la Conselleria de Cultura y el arqueólogo municipal supervisarán la intervención por tratarse de un entorno Bien de Interés Cultural (BIC).
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